Porque pronuncio dolor
no lo llamo dinastía,
o el daño predilecto arráncame
que de esta extracción mía
no se halle la cifra
para el plan de la carne.
Sácame este coágulo de cristal
que me concreta,
que cuajado me aprieta.
Córtame el orto,
barranco de leche,
soga destronada.
Esta terrible torpeza
es terrible por sonda
al instante del azote,
es terrible por ronquera
en la sala del crujido,
es un lomo herido
de corteza rogada
al himen
de los charcos,
y es terrible por torpeza
y es torpeza por rogada.
Esta piel es una logia
de fatiga.
El hielo también termina
cuando es membrana,
como chillan
las semillas de las fresas,
para hacerse lápidas gritadas.
Sácame este coágulo de cristal
que me concreta,
que cuajado me aprieta.
Horda fría, piel.
Que te ves hirviente, cuerpo,
de impétigo
cuando hace falta tocar.
También cree que arde
El glaciar
cuando alguien lo camina,
con su poder prestado
cree que arde,
al igual que esta lengua
que fusila
como un relámpago
de carne
y cree que arde.
Porque pronuncio dolor
no lo llamo dinastía,
Que esta seda me grita
aquí adentro.
Cartílago de la tormenta,
tienes tu sombra pactada
cuando el cuerpo te devuelva.
Un sarcófago tengo metido,
un único vértigo,
la última voz del olvido,
la consecuencia tengo,
la respuesta
a un infinito,
todo lo que no improvisa
el viento
es lo que tengo.
Sácame este coágulo de cristal
que me concreta,
que cuajado me aprieta.
Estos exorcismos sólo los reza Satán.
La imagen pertenece a la obra del fotógrafo Chadwick Thyler.
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