I.
La hierba llora
el espacio que hubo
entre vidas y torres,
las espinas son de carne
al no existir sus cabellos terribles,
y porque ni un solo ojo
tiene dueño todavía.
Merodean todos en prenda
para no gritar: descíframe o te clavo
en el hombre que serías.
Trayectos metidos hacia sí
como faros lamiéndose solos.
Todo consume centro aquí,
todo se cierne para lograrse deseo.
El instante sonríe jugoso
porque hay un brillo de lombriz
en el tiempo.
Astrolabios se inventan
inasibles a sí mismos
con piedras, raíces
y quistes de sombras.
Más allá unos líquenes
miran en carne viva.
Pienso que es la urgencia de la locura
que está garrapiñando todo lo inmóvil
junto con lo íntimo.
Hay una liturgia
en el negarse de las cosas
tan inédita,
tan capaz,
tan despampanante,
tan hinchada en el jugo de su proceder,
que toda esta nada se comporta
como un universo traicionado,
como una tinaja perpetrando
lo que habría de ella
en el último líquido.
Las gargantas de los pájaros
han quedado esparcidas
a jirones verdes y rubios,
Se recogen como tajos amables
porque saben que volverán a dotar
de agrupada vida
a los privados de lo divisible,
porque los pájaros saben que reunirán
con la misma música antigua
que sólo se escucha cayendo.
En este momento recuerdo
aquello que anduve
sobre el puente de la horas muertas,
anduve un implacable bastión
hacia algo que dormía despertando…
y se hizo un crujido
en forma de nuevo orden
precipitado contra una sola uña.
Estoy cayendo,
y reconozco a este derrumbe predilecto.
Dios ha muerto.
Ahora consigo alcanzar
las gargantas de los pájaros,
ha llegado la hora
de que sea únicamente la música
la que lo cave todo.
II.
En esta otra vida
bebo cada punto de aire
como a una hemorragia.
Ya no escucho tramar
a un puñado de conchas,
veo mejillas ancestrales
que chocan y habitan
en el crujir de los tallos.
Ahora mis ojos le deben vacío
a unos prodigios azules
que se miran con mis córneas.
No dejan de mojar en aquellos
sus baldosas
de frío inmóvil.
Hundo volúmenes de arroyos
en el bramido de la noche,
y las manos se me abren
macizas, frescas, feroces,
empujando,
empujando,
metiendo sombras de anfibios con peces
en la carne por la que todo persiste,
y mis manos tiritan brillo
y favores de pulmones y lenguas
que habitaban últimos
pero ahora me saltan
apretados de olor
a su sangre.
Todo era inverosímil
a la piedad el ojo,
vicio de la bondad y el ruego.
En cambio aquí es la vida
la que se duele
Mientras el hombre se acierta,
Porque aquí sólo habita
el hombre que soporta
el presentimiento de la muerte.
He venido de una ventana parturienta
que separa lo que nunca vio
de lo que nunca quiso,
para que cada mortal
que se asome
se dispense su propio parto.
Imagen: Mi Olivetti del 46 y yo.
Prólogo a otra vida by Gabriela Amorós Seller is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Pensé rendirme adentro de tus (n)aves y luego fueron tus peces los que me atravesaron la garganta. Fui entonces, degollado, a pedirte perdón. Y todo fue tan calmo.
ResponderEliminarBesos.
Vertiginoso, te lleva, te arrastra y embriaga. Bravo.
ResponderEliminarBesos.
Como introdicirse en otra dimensión. Ser en otros espacios de contrapuestas ingravideces. Quizá mundo límbico, donde se pare hacia adentro, implosión de la vida. Ojo ciego a la externalidad, abierto a las extrañas. Astronautas de nuestro propio torrente sanguíneo. Otra mirada de mundo y de vida. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarTe adoro, ya lo sabes.
ResponderEliminarPreludio y existencia, nos has transportado en ese recorrido, que no era y es, parte de lo informe-indefinido-incierto, hasta que nos llevas a nuestra partida-parto, nada hacia algo, hombre hacia nada y su miedo; porque dios ha muerto. Bellísimo poema, difícil el tema. Y me ha gustado mucho. Besos.
ResponderEliminarLargo y profundo tu lamento hecho verso.
ResponderEliminarVeo que has vuelto a abrir comentarios y me alegra Daniela.
Yo estoy en un momento de caída. Sólo tengo ganas de irme de viaje, de irme a donde sea jejeje
Besos querida amiga
"La fe es ese fantasma peregrino/que marcha con su alforja limosnera,/saludando las cruces del camino." (A. Camín,1890-1982)
ResponderEliminarTu poema es mineral, pétreo y místico-conceptual...Sigue tu camino, que es el verdadero para ti.
Abrazos y afecto, Manuel Mª
Son muchos los matices que me allegan cuando te leo y releo. Nunca sé como comentar; siempre considero difícil la interpretación personal y me rindo antes de errar, pero me gusta tu poema especialmente algunas partes Abrazos
ResponderEliminarReleo hoy tu poema y...me sabe distinto ¡Así suele acaecer! "...huir el rostro al claro desengaño,/ beber veneno por licor süave(sic)..." Sí, es de Lope.
ResponderEliminarAbrazo cercano
mágicas palabras, muy buenas
ResponderEliminarsaludos
Yo no quiero más partos.
ResponderEliminarDespués de la muerte quiero silencio y nada.
Por los siglos de los siglos.
El poema es magnífico.
La foto también.
Besos.
Ante tus letras uno se siente como un pez arrastrado en la corriente y uno intenta nadar en la orillas, en lo seguro, pero tú nuevamente nos arrastras en la corriente y par cuando presentimos un gran salto, una cascada, ya tenemos hasta ganas de volar.
ResponderEliminarSe te extrañaba sabías
Estas invitada a "Escarabajos en la piel" http://nidaeldore.blogspot.com
Un fuerte abrazo
Si la ausencia implica este regreso, creo que voy a ausentarme de los blogs por un tiempo, yo también quiero otra vida así.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Gabriela:
ResponderEliminarDivina poeta, desgrano gajo a gajo tu escrito, y entiendo que el hombre primitivo resolvió sus enigmas de existencia creando Dioses. Cuando la urgente necesidad de un nuevo orden provoca que desaparezcan las deidades creadas, entonces el hombre es capaz de soportar el presentimiento de la muerte. De esta forma lo interpreto.
Besos, te ves muy guapa en la foto.
ENTRE LA MANO Y EL TÍTERE
ResponderEliminarEn la ciudad,
cárcel pegajosa.
Entre las sombras
la tempestad, los demonios,
los monstruos milenarios
como un animal arcaico
con agujas en las venas
deambula este corazón mutante,
ángel de chatarra que busca el norte
y extravió sus sueños.
"Trayectos metidos hacia sí
ResponderEliminarcomo faros lamiéndose solos.
Todo consume centro aquí,
todo se cierne para lograrse deseo"
¡Jorge Guillén desde los ojos surrealista!
Gracias por domesticar linguísticamente la "emoción indomable"
Esa escalera, esa olivetti del 46 y esa Gabriela: ¿dónde estabas?
Un abrazo literario e interbloguero.
Con inmenso placer vuelvo, después de larga ausencia por razones de salud, a deleitarme con la belleza de tus letras, con el profundo sentido de tus palabras y tu infinita calidad literaria. Muy bello. Ter dejo mi abrazo de siempre.
ResponderEliminarMagnífico gabriela,un poema lleno de la genialidad de tus letras.Me sentí identificada con él.
ResponderEliminarMillones de besos.
Tus letras emocionan por la profundidad de su significado. Alcanzo a percibir, porque se me escapan a veces, cómo manejas las ideas con mano de Diosa, una diosa que dice su inconformismo con el mundo, y no es para menos.
ResponderEliminarUn abrazo